Tragabuches….(la novela)

Tragabuches, la novela

Tragabuches
El Torero

No es sitio para libros, excepto que hablen de toros o toreros. Este blog tratará exclusivamente del mundo del toro bravo, y en este libro está contemplado de una manera muy puntual.
Es mi última publicación -aún está calentito- en AMAZON donde podrán adquirirlo.

El día que «el cosío» llegó a mi casa, procedente de un especialísimo regalo, de una más especial persona, descubrí a José Ulloa, apodado Tragabuches. Que, según cuentan las crónicas de esta biblia de la tauromaquia, tuvo un lugar relevante en las tardes de festejos desde finales del XVIII a principios del XIX.
Y dicen estos sueltos, que destacó como singular oponente de otro de los grandes, Jerónimo José Cándido, cuñadísimo de Pedro Romero, que hubo de sufrir su antagonismo facultativo.

Todos sabemos quien era «el infalible», rondeño y de Ronda sin paliativos, y sin embargo, el que desposó con su única hermana, había de salirle como un grano en salva sea la parte, al tomar lecciones en la taurina escuela del matadero sevillano.

Discrepancias de aquí y de allá, y vidas cruzadas como sables en batalla, José Ulloa se inicia en discípulo del gran Pedro, que al poco declina tales enseñanzas. Dicen que por su carácter racista -Tragabuches era gitano de pura raza- dejó de impartirle docencia, según palabras que sitúan en su boca: «prefiero enseñar a españoles, que no a los descendientes de un faraón cualquiera».

Puestos en antecedentes, cabe reseñar que toda la tripa de esta novela, es del exclusivo invento y sueño de tardes de gloria, de este humilde servidor.

Había que escribirle una historia a José Mateo Balcázar Navarro, después de cambiar su nombre por Jose Ulloa Navarro, y aún así, no poder escapar de su mote de herencia… Tragabuches

Aunque raza calé de nacimiento; desdeñado por Pedro Romero y restituido por sus hermanos Gaspar y José, gracias a la intervención de su padrino de bautismo -por ende pariente de aquellos- su tercera y última familia de acogida, Los Siete Niños de Écija, terminaran por llamarle simplemente «El Gitano».

Al maestro Tragabuches: ¡VA POR USTÉ!

Lean, lean… que no tiene desperdicio alguno

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