1-2-3:Zahara de la sierra…
Zahara de la sierra…otra Andalucía.
Serranía de Ronda, Sierra de Grazalema… sierra del Jaral, Margarita, Líjar, collados todos de Bética y Penibética, provincias de Cádiz o Málaga, ruta de los pueblos blancos. Otra Andalucía.
Resuenan cascos de caballos, al paso, subiendo laderas y riscos; pisotean las bestias y el calor se hace insoportable; no se oyen voces ni charlas, solo subir y subir hasta refugios invulnerables… bandoleros al monte que vienen los Migueletes.
Andalucía de señores y vasallos, dura y cruda realidad vivida en diferentes historias del tiempo. Persecuciones y huidas de algunos hombres del pueblo, recios y cabales, por no acatar la orden del señorito. Su destino: al alcance de unas jornadas a caballo, en lo más hondo de la sierra. Su leyenda: proscritos para siempre.
Recuerdos que, probablemente algún abuelo atesore entre los surcos de su semblante, tostado y curtido por mil soles, para que sus nietos disfruten de distinto paisaje.
Zahara de la Sierra crece al abrigo de un cerro, y humedece sus pies en un lago. “La playita” porque dicen los lugareños, de inmejorable remojo en verano, justo a mano de Monte Prieto. Para no desdeñar a la naturaleza, el embalse de Arroyomolinos, hace posible que tan especial enclave, en pleno corazón de una serranía, cuente con su propia playa.
Blanco como la nácar que se dice en andaluz, bien retejado a dos aguas, por clásicas estoras rojizas y exclusivas, y encalado a conciencia cada primavera para no perder su resplandor, luce sus casas el pueblo con verdadero deleite. Por algo lo de “… los pueblos blancos”
Al salir de paseo a caballo, variadas, e igual de distintas que preciosas rutas a escoger, no evita que todavía cuelguen en la retina los floridos balcones, las escalonadas calles que a veces acaban en mirador, y volando en el ambiente, inconfundible, el aroma mañanero de tostada y café.
Amanecer de la sierra que toca el cielo, dejando regusto de sueño tranquilo y presto, por ver despuntar el alba con olor a tierra húmeda de rocío. Es muy posible que nunca se olviden los poros de la piel, de haber vivido tal cosa.
Los restos del castillo, la Torre del Homenaje, la iglesia de Santa María de la Mesa, la capilla de San Juan Letrán o, los restos de la antigua Iglesia Mayor, llevan de la mano a Zahara de la Sierra, a ser declarada Conjunto Histórico Artístico en 1983. ¡Ahí, es nada!
Fiestas, colorido, naturaleza, hospitalidad, y un buen número de sitios donde alojarse, dejan que el visitante goce sin ninguna gana de marchar de allí.
A la hora de comer, tanto la cocina serrana que no es nada remilgosa, o los ricos pescados que vienen de muy cerca -que para eso Cádiz está a un tiro de piedra como el que dice- pueden deleitar el paladar más exigente de propios y extraños.
Quizá, pueda resultar recomendable algo de abstinencia en lo que a comer se refiere, antes de viajar a Zahara, porque en la sierra sobreviene un apetito atroz.
El estar cerca del cielo, ya se sabe… todos los sentidos despierta.