Desde Sevilla a Gijón…Mieres
En la Ruta de la Plata, Desde Sevilla a Gijón….MIERES
Esta es la plaza de Requexu.
Al reencuentro con la travesía plateada, que ya sabemos su dirección, en Asturias, cerca de otros insignes compañeros de camino, como Riosa, Aller o Lena, está ubicado Mieres.
Se constituye en Ayuntamiento en 1836, y se emancipa del Concejo de Lena. Lo que son las cosas, a partir de ahí Mieres crece como la espuma, se industrializa, y se convierte en una de las ciudades más importantes del Principado de Asturias.
Un poco antes, cuando la guerra contra los franceses, ya apuntaba maneras de ir para famosa, pues allí se organizaban las guerrillas de la zona, con un porcentaje de efectividad asombroso.
Su situación topográfica, sin duda privilegiada para emboscadas a las tropas enemigas, convertía al valle del rio Caudal, en un lugar recogido y seguro. Otro buen puñado de menores valles transversales, de los que resalta el del río Turón, constituyen todo el territorio del Concejo, y se dejan arropar por un cinturón de montañas que hacen de límite natural para los Ayuntamientos vecinos. También, delimitan y administran el agua de las cuencas de éstos.
Llega a Mieres una compañía minera con capitales ingleses, pero de empresario francés –quien lo iba a decir después de 1802- y la constituye en economía principal, y centro industrial de renombre. No solo por las minas, sino el movimiento que éstas produjeron en general, que provocan el crecimiento en el sector agrario y ganadero.
Sería injusto no comentar lo importantes que fueron, de igual manera, los movimientos obreros y las huelgas, rayando el prólogo de la conflagración nacional de 1936. Hecho de poco –o ningún- orgullo aquella pelea entre hermanos, pero necesario en el estudio de la historia.
Mieres posee un complejo arquitectónico de extremada valía, que componen edificios emblemáticos y de asentado abolengo. El Santuario de Los Mártires de Valdecuna, por ejemplo, de doble valor por su construcción y las devociones a sus santos, Cosme y Damián, que tiene su fiesta y romería el 27 de Septiembre.
Ahí se olvidan guerras y disputas, para una vez más, demostrar que lo que quiere el pueblo es paz. Tranquila y bien-llevada armonía, y acudir a sus santos y fiestas cada año, después del trabajo cotidiano y oneroso. He aquí su precioso Ayuntamiento, o Conceyu, como gustan de llamarle sus vecinos, y la Iglesia de Santa Eulalia de Ujo, población que también forma parte del concejo de Mieres.
Visitar el Valle del Turón, es un dádiva de los dioses. Hayas, abedules, castaños o robles, pueblan laderas y campos, para acompañar al caminante que gusta de actividades prácticas al aire libre. Ruta de Navaluengo o circuito de San Justo, pueden transportarle hasta hórreos o casas tradicionales de los “pueblos escondidos” de dos siglos de arraigo.
Y en la Cuenca del Caudal, impresiona el patrimonio industrial que atesora. El más fidedigno resumen de la historia contemporánea. Bustiello, genuino poblado minero que da una perspectiva real y próxima de la industria, que podemos ver en la imagen inferior.
Alimentarse por aquellos lugares, es tarea de fabes o potes. Dos platos estrella de la zona, aunque al pote se le añade berza a sus ingredientes, que de cualquier forma son más abultados que de la exquisita fabada.
En el valle existen alojamientos del más puro estilo rupestre. Urbiés o Vallicuerra, casas de aldea rehabilitadas, cuya construcción de madera y piedra no se distingue del entorno, en absoluto. Acomodados en un macizo montañoso, para dejarse ver, y permitir unas vistas de excepcional belleza.
Estar por allí es algo más que turismo. Es, fundirse con un espacio en que el hombre sudaba su frente para comer, como en pocos sitios más. Las minas… la industria…o el progreso. Jueces y parte
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